Dante,
quería dejarte una breve reseña de algunas sensaciones que me dejó la muestra. Desde la puesta, las transiciones y cambios sutiles: de color por la inmanejable humedad, juegos de sombras, diferentes capas que se ligan, se autonomizan, siempre en relación, o la pregunta que suscita, sugiriendo y describiendo algo tan visible que habitualmente no se ve. La mezcla de literatura, meteorología, mito, hábito, y lo que esto supone en lo cotidiano-doméstico, el apego a un objeto nimio como hipotético control de lo incontrolable, modos más o menos desesperados de tener certezas, alguna seguridad. El problema del dos y el tres, el movimiento que el último provoca y la labilidad de lo que está en medio (bueno – malo: qué sería bueno, malo…) de uno y otro, es decir lo inestable, el riesgo latente de vivir, el pasmo y la mueca que eso -lo real- nos produce. Como algo que siempre está a punto de descomponerse, aunque vuelva rehacerse un poco nuevo, un poco inactual, siempre un poco distinto. Bueno, en fin, si pudiera describirla con una palabra, sería sutileza.
Un beso
Adriana